jueves, 16 de enero de 2014

Segunda sesión de exposiciones. Brasil como país emergente.

En la clase de ayer nuestro grupo realizó una breve exposición de Brasil como país emergente. Nos centramos en el mandato de PT periodo que abarca desde 2003 hasta la actualidad con los gobiernos de Lula y Dilma respectivamente.

Brasil es un país de América Latina que comprende la mitad oriental del subcontinente así como algunos grupos de pequeñas islas en el océano Atlántico. Con una superficie de más de 8´5 km² es el quinto país del mundo en área total. En su constitución de 1988 se define a Brasil como una república federativa presidencialista. La federación está compuesta por la unión del Distrito Federal, 26 estados y 5565 municipios. 


Desde 1985 Brasil tiene un gobierno democrático tras acabar con una dictadura militar que gobernaba en el país desde 1964. En esta dictadura militar se sucedieron numerosos gobiernos, todo ellos militares y con gran carácter represor; se torturaba a presos políticos, se detenía arbitrariamente y existía una gran censura en los medios de comunicación. Con la llegada al poder, en 1985, de José Sarney se instaura el régimen democrático que dura hasta la actualidad y en 1988 se promulga una nueva constitución. De esta manera entraron en escena numerosos actores políticos. Uno de ellos, y sobre el cual gira este trabajo, es el Partido de los Trabajadores (PT) fundado en 1980 por Rui Falcão. Un partido muy heterogéneo compuesto por dirigentes sindicales, intelectuales de izquierda y católicos ligados a la Teología de la Liberación. 

El PT nació al calor de las luchas masivas de la clase trabajadora y del campesinado de Brasil durante la década del 1970 que aplastaron la dictadura militar que había gobernado al país desde 1964. Las huelgas desembocaron en un nuevo y poderoso movimiento sindical, la Central Única dos Trabalhadores (CUT), independiente de los sindicatos corporativos estatales de la Confederacão Geral dos Trabalhadores (CGT). En el interior del país, cuatro millones y medio de campesinos sin tierras lucharon por su supervivencia, mientras que un reducido número de empresarios y terratenientes se adueñaron de casi todas las tierras dejando gran parte de ella sin cultivar. Así nació el movimiento de ocupaciones de tierras de los campesinos, dirigidos por el Movimiento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra (Movimiento de Trabajadores Rurales sin Tierra; MST).

En su primer año, el PT tuvo un profundo arraigo en los pueblos, aldeas y barrios. Los sindicatos locales y otras organizaciones de masas sirvieron como sus estructuras locales, y sus primeras campañas electorales proclamaron la importancia decisiva de las lucha de masa más allá de las elecciones. 

El PT obtuvo cada vez más votos en los comicios electorales a través de las décadas del 1980 y 1990; alcanzando las gobernaciones de varios estados importantes, como también las alcaldías de muchas ciudades. 

De esta manera, el PT, tras finalizar la dictadura, empezó a hacerse un hueco en la escena política del país consagrándose como un partido de referencia para la clase obrera y la izquierda brasileña; realizó un gran trabajo de base en las ciudades, barrios, pueblos y municipios siendo un referente para todos los trabajadores del país y entonando una fuerte crítica y rechazo al neoliberalismo. Durante las décadas de los 80, 90 y 2000 el PT obtuvo cargos en alcaldías y municipios así como en el senado con Aloísio Mercadante o en la presidencia de la Cámara de los Diputados con João Paulo Cunha. Pero no fue hasta el año 2002 con Lula a la cabeza cuando el partido consiguió consolidarse en el poder alcanzando la presidencia del país.

Parecía que cuando Lula llegase al poder, hace ya más de una década, el rumbo de Brasil y las políticas que imperaban en el país iban a cambiar. Lula llegó al poder en ese momento en el que Latinoamérica comenzaba a despertar y se oponía firmemente a los acuerdos firmados en el consenso de Washington. Su programa era ambicioso, mantenía una firme crítica al neoliberalismo ya que era consciente de que era ese mismo sistema el que había acentuado la pobreza y las diferencias entre clases sociales. Esto despertó esperanza en Brasil y Lula alcanzó el poder en el año 2002. Al inició de su mandato impulsó una serie de políticas sociales que nunca llegaron a materializarse por completo, sin embargo las privatizaciones y políticas de ajuste se sucedieron.

Lula demostró que pudo triunfar en las elecciones sin "el voto" de los mercados. Sin embargo, no ha podido gobernar sin ellos.El PT era consciente que debía ser el primer partido que tenía que hacerse cargo del gobierno después del rotundo fracaso de las políticas inspiradas en el Consenso de Washington. En el país, tres de cada cuatro electores rechazaron en las urnas la continuidad de la política neoliberal. La voz del pueblo exigía un cambio, y Lula lo ratificó en su primer discurso público como presidente al sentenciar que, para su gobierno, la palabra clave era cambio. 

Pese a ello, el PT no llevó a cabo las políticas esperadas y recibió numerosas críticas de la izquierda acusándole de ser un partido reformista y socialdemócrata continuista con el modelo neoliberal de Cardoso. Estas críticas giran principalmente en torno a ciertas alianzas que hizo el gobierno con partidos y sectores de la derecha brasileña así como la puesta en marcha de políticas privatizadoras y el no incumplimiento de las promesas al MST (uno de sus principales apoyos) de asentar a 400.000 familias campesinas en sus años de gestión (sólo se asentaron a 21.000). Toda la esperanza que había depositado en el gobierno brasileño la izquierda latinoamericana se fue desvaneciendo conforme pasaron los años.

Aún superando las críticas tanto de la derecha como de la izquierda, el 31 de octubre de 2010, en la segunda ronda de las elecciones, Dilma Rousseff, sucesora de Lula da Silva al frente del Partido de los Trabajadores, fue elegida para convertirse en la primera mujer presidenta de Brasil, imponiéndose al socialdemócrata José Serra. Dilma continúa con las políticas liberales impulsadas por Lula durante su mandato e impulsa políticas propias de carácter neoliberal en beneficio de la banca. En la actualidad el país se encuentra dividido entre seguidores del PT y detractores (entre ellos se encuentra el MST, movimiento de los sin tierra, aliado del PT antes de su llegada al poder y fundado por Lula), descontentos por las políticas privatizadoras y neoliberales del gobierno de Dilma que han situado a Brasil como principal potencia latinoamericana y que como colofón para ratificarlo, tendrán lugar en el país el mundial de fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016.


Por ello nos centramos en diversos sectores de la sociedad brasileña: la vivienda, la educación, la sanidad, los medios de transporte, los medios de comunicación, etc. Con en este análisis nos dimos cuenta que la situación en Brasil es crítica. No alcanza los niveles de pobreza de la década de los 90 pero, sin embargo, las desigualdades entre clases sociales se siguen acentuando. Lula ha impulsado numerosas políticas sociales que no han sido efectivas ni se han materializado en el plano social. Sin embargo, las privatizaciones y las políticas neoliberales se han sucedido y la desigualdad en el país es notable. La sanidad pública nos es efectiva y el SUS (Sistema Único de Salud) no funciona; la educación sigue siendo crítica, está a niveles similares a la de Zimbabwe; en el tema de vivienda existe un déficit habitacional de 8 millones de viviendas, 11,8 millones de personas viven en favelas y 1,5 no tienen vivienda; Globo sigue controlando el panorama comunicativo con un 90% de la emisión en televisión; el transporte en Brasil es el más caro del mundo en relación con el sueldo base de la población y se han sucedido numerosas protestas que han desembocado en unas reivindicaciones más amplias; por último el ocio, en Brasil se están desarrollando numerosas infraestructuras para el Mundial de fútbol y los Juegos Olímpicos mientras se deja de lado a la población y todas sus reclamaciones, lo que ha provocado que el pueblo brasileño se movilice en contra del gobierno de Lula y Dilma. Podemos concluir que Brasil es un país emergente que se está enriqueciendo a costa de oprimir y someter a su pueblo. Esto se puede ver en las grandes desigualdades sociales existentes en todos los ámbitos de la sociedad. Lula llegó al poder sin el apoyo de los mercados pero no ha podido gobernar sin ellos.

  

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